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Medio: Indymedia

Más civismo = Masivismo

Parece mentira que los gobiernos de las ciudades desarrolladas gasten el dinero de los ciudadanos para hacer campañas acerca del civismo/incivismo. ¿De qué se trata esta nueva ficción? ¿Otro abuso del poder mediático para manipular las mentes de los transeúntes? Lo peor del caso, es que los vecinos de los barrios se sumen a estas campañas colgando carteles desde sus balcones con leyendas del tipo ¿Ruido es incivismo? o ¿Respeten el descanso de los vecinos? ¿Acaso no somos todos vecinos? O pancartas como ¿Más seguridad, menos ruido? ¿De qué tipo de seguridad hablan? El tema de la seguridad es un mundo aparte. Además de vendernos inseguridad en cada esquina, como una estrategia para mantenernos aislados, en nuestras casas, mirando la TV, nos dicen qué es lo que tenemos que hacer y cómo. Si la gente pide seguridad, creo que debe ser ese tipo de seguridad que uno necesita como persona, esa seguridad que te puede brindar un psicólogo con una visita semanal, en el peor de los casos. Tal vez los incívicos deberíamos deambular por las noches con camisetas que pongan ¿Respeten la alegría de los vecinos? o ¿No queremos leer tus valores publicitarios? o ¿El ruido es salud para los oídos y nos hace vivos?…

Volviendo al tema del civismo/incivismoâ: ¿Qué es el civismo? ¿El comportamiento masivo? Ser parte de un gran rebaño, que cruza las calles por las esquinas y sube y baja de las escaleras mecánicas por el mismo lado, que mira las vidrieras al mismo tiempo, que lee los anuncios publicitarios que nos invaden en todo momento. Ser parte de un rebaño que estudia en las universidades para graduarse en una camada de profesionales exactamente iguales, que compra la ropa en las mismas tiendas, que va a ver las mismas películas en los mismos multicines de moda, que se peina de la misma manera, que lee los mismos periódicos gratuitos que nos distraen de la realidad que se puede palpar. Ser parte del rebaño que festeja cuando hay que festejar y que descansa cuando hay que descansar. Civismo es aceptar ser parte de un cardumen de personas vacías, planas, inhumanas, que responden a los parámetros de lo que está bien y de lo que está mal, que responden a los mismos estímulos, a las mismas reacciones, a las mismas consignas.

Ser cívico es ser reaccionario, esperar al incívico para tildarlo de diferente, de precario, de inconsciente y hasta de animal. ¿Es que la gente cívica no sabe que el ser humano es aún animal? ¿A dónde fue a parar el instinto, el temperamento, la espontaneidad? ¿Acaso están guardados en las cajas fuertes del alma, aquellas que nos aprisionan y nos prometen el paraíso después de la muerte? ¿Esta gente conoce la emoción? ¿Conoce verdaderamente el peligro, la aventura, la felicidad, el amor? ¿O sólo viven a partir del leve nocionismo que nos proporcionan los dictadores morales? Finalmente, descubrimos que los cívicos terminan siendo los que se masturban frente al televisor o la internet consumiendo pornografía barata, son los que cooperan con la pobreza y la marginalidad, son los que guardan, los que almacenan, los que cuidan, los que opinan, los que juzgan, los que se autoaprisionan, los que reducen, los que se aseguran, los que mueren pronto, a cada instante.

Imaginemos por un momento un mundo donde las bicicletas circulan en sentido contrario y por las aceras, donde se saltan los controles de los trenes, donde se cruzan las calles por cualquier parte, donde los coches se tocan bocina, donde la gente se habla en vez de ignorarse, donde se responde a los estímulos con alegría, sin multas ni sanciones, donde cada uno es responsable de su persona sin tener que ver patrullar intermitentemente a señores con pistolas y walkie-talkiesâ: ¿sería esto un caos o un escenario donde se representa la libertad?

Publicado en Indymedia, nov. 2005